Problemas reales

Mi nombre es Antía y vivo en Flavia. Mis padres son los reyes, él se llama Iago y ella Lucía. Tengo dos hermanas mayores, Uxía y Alba.
Todas las mañanas me levanto y voy a desayunar junto al resto de mi familia. Compartimos ese momento juntos, hablando de nuestras cosas, planificando el día... Suele ser un momento muy divertido. Pero esta vez mi padre estaba raro, ausente, puede que triste e incluso enfadado; me di cuenta y le pregunté qué le pasaba. No obtuve una clara respuesta por su parte, me dijo que eran cosas de mayores. ¡Qué injusto! A mis 5 años soy ya súper mayor. Acabé el desayuno y muy enfadada monté, junto a mis hermanas, en el Porsche que nos llevaría hasta el colegio.
Mientras tanto, en el palacio del Moncleo...
- ¡No puede ser, es imperdonable por su parte! ¿Cómo ha podido hacernos esto? - Grita el rey desesperado, mientras habla por teléfono.
Acto seguido de que Iago colgase, entra la reina en la habitación:
- Pero cariño, ¿qué sucede? ¿Alguien ha declarado un referéndum, la UE ya no quiere saber nada de nosotros, ha venido a vernos Montero o, mucho peor, ha venido a vernos Barbara Rey?
- No, bueno, pero sí, pero... Pero no es eso. - Dijo muy sonrojado el rey.
- ¿¡Cómo que...?!
Cuando Lucía se disponía a recriminarle algo a Iago, entramos Uxía, Alba y yo. Ellas se fueron rápidamente a su cuarto para whatsappearse con sus amigas y amigos, sobretodo amigos. Pero yo aún no tengo móvil y además mamá y papá me obligan a saludar siempre que llego a casa, dicen que los buenos modales son esenciales.
- Hola, mamá, - le saludé y le di un beso, gesto que ella me devolvió - hola, papá - dije muy enfadada, claramente, 6 horas de cole no habían bastado para calmarme.
- Hola, hija - dijo Iago intentando suavizar el momento - sé qué antes te debería haber contado lo que pasaba, pero esto de Neymar me superó, ¿me perdonas? -
Entonces mi madre y yo nos quedamos en estado de shock, ¿cómo que esto de Neymar? Mi madre, le preguntó y el nos dijo...
- ¿No os habéis enterado? ¡Neymar se va al PSG! - Gritó desconsolado mi padre.